Cúllar, sin los dulces de la Kika en la Navidad 2024. 31/10/2024
En estos días de finales de octubre, con las lluvias torrenciales
sobre el Levante, la tradicional gota fría de estas fechas, ahora “dana,” que
ha ocasionado una tragedia en Valencia, una lástima, mi solidaridad con las
familias golpeadas.
He vuelto al interior del sureste almeriense-granadino, las vecinas comarcas de Oria y Cúllar, donde el tiempo se paró hace años. Caminos y cauces destrozados por las lluvias torrenciales, episodios recurrentes cada pocos años. Como recurrentes son las medidas que toman los vecinos con las palas de sus tractores, porque ya veremos cuando se arreglan los daños en los caminos y cauces. Las Diputaciones antiguas instituciones equilibradores de territorios, ahora en manos de políticos en busca de votos, poco van a hacer, donde se dispersan unos cientos de habitantes, abandono total.
Pero este no es el único motivo
de ponerme al teclado, aunque sí es el más importante y dramático, como aquella "gota fría" del 19 de octubre de 1973, trágica también para muchas familias, 250 fallecidos, en las comarcas del sureste.
Cúllar, sin los dulces de la Kika en la Navidad 2024
Mi sorpresa de este año, es llegar a Cúllar y encontrarme cerrada la pastelería de “La Kika”. Pregunté a un vecino, y me dice que falleció hace unos meses el nieto de la Kika, una pena.
La pastelería la Kika, conservaba los sabores de los dulces tradicionales de las fiestas, durante todo el año. Dulces que tradicionalmente hacían las familias en sus casas y las panaderías en Navidad. Mantecados de almendras, roscos de aguardiente, roscos de vino, suspiros….
La Kika, Francisca Lara, era en los años cincuenta del siglo
pasado, la animadora de bodas modestas en la comarca de Cúllar, aquellos churros
inolvidables, que decían nuestros mayores. Tenía su modesta taberna con la
variante confitera, que alguno de sus hijos llevo también con la emigración a
las lejanas tierras catalanas, como gran parte de los habitantes de Cúllar, también
emigrados.
En los lejanos tiempos de los lunes de mercado en Cúllar, no
podía faltar, volver a los cortijos con esos pasteles de la kika, que los
zagales esperaban con impaciencia, troceados para repartir por padres o
abuelos, no había muchas “perras” para comprar pasteles.
Cada año, en mis vueltas, veo como se cierra el comercio
tradicional en la comarca, continua la emigración, cada vez menos habitantes, las
tradicionales tiendas de embutidos del altiplano, prácticamente desaparecidas y
todo tipo de negocios, la despoblación continua galopante.
Sobreviven a duras penas las tradicionales panaderías, en Cúllar,
en Venta Quemada, en Chirivel, en Oria, donde en navidades podemos encargar los
dulces tradicionales, sabores que nos vinculan, con los que ya no están, aquellos
sabores tradicionales que pasaran con el paso del tiempo.
En recuerdo, homenaje y agradecimiento, a los que han conservado y
conservan, aquellos sabores tradicionales de nuestros antepasados.