Historias de Garrucha.

Antonio Cano Cervantes. El cronista ciego de la Garrucha de comienzos del S. XIX.
El poeta ciego de Garrucha.

21/09/2019

Antonio Silverio Cano Cervantes (Garrucha 20/06/1883 – Barcelona 1950)



Cuando se pasea por el Malecón, frente a la Casa Consistorial, oteando la playa, hay un busto en bronce sobre mármol blanco, con la leyenda “El pueblo de Garrucha a Antonio Cano Cervantes”.

La obra escultórica ha tenido distintos emplazamientos, desde que en agosto del año 2000, Garrucha homenajeo con la obra del escultor Roberto Manzano, a su vecino más ilustre, el reconocimiento a los versos inmortales de Cano Cervantes.

Homenaje tardío pero merecido, después de que en 1980, se realizara un primer recuerdo, impulsado por José antonio Garcia Ramos (1946 - 2016) y Clemente Gerez entre otros garrucheros, que rescataron a Cano Cervantes del olvido.

En este comienzo de otoño de 2019, se presenta en El Centro Cultural de Garrucha la reedición de su obra ‘Cantos de mi pueblo’, dentro de la colección de la Biblioteca Universitaria de Autores almerienses, dirigida por el profesor José Heras.

Este nuevo recuerdo al ilustre garruchero, cronista ciego de la Garrucha del siglo XIX, me anima a hacerle una semblanza en nuestras Historias de Garrucha, desde el prologo de la edición de Pedro Luis Cano Alonso.

Antonio Cano Cervantes, nace un veinte de junio en la Garrucha de 1883, su madre Francisca Cervantes y su padre Antonio Cano, tienen una familia de cinco hijos. Sus hermanos y su padre se dedicaban al calafateo de barcos sobre la playa de Garrucha, los calafates eran una profesión muy frecuente en todas las costas de aquella época, los barcos de madera, necesitaban de carpinteros de ribera, que con brea y estopa reparan continuamente las cuadernas de los cascos de las continuas vías de agua.

El pequeño Antonio se quedó ciego con apenas tres años, a consecuencia de alguna enfermedad, desarrollando un oído y una mente extraordinarias. Con la ayuda del cura Juan Bautista Moreno, Antonio Cano aprendió música, tocaba la guitarra y el piano.

Antonio fue enviado a Madrid, con la ayuda de algún procer local, como sucedía en la sociedad de la época, es impensable que su familia tuviera capacidad para ello, y tuvo la suerte de ser recibido por el Doctor Angel Pulido Fernandez (1852 – 1932), médico, escritor y político, también de orígenes humildes, lamentablemente no pudo hacer nada por su vista, sí por su salud física y educacional, Angel Pulido apadrino al joven Antonio y este debió ir a la Escuela Oficial de Ciegos de Madrid, donde accedió a una cultura más extensa de la que pudiera haber alcanzado en el Levante.

En 1909, con 26 años Antonio Cano publica ‘Cantos de mi pueblo’, dedicada al Doctor Pulido y prologada por el abogado e intelectual Antonio Zozoya (Madrid 1859- México 1945). El libro de poemas no está claro donde fue escrito, es difícil que su familia, que apenas sabrían leer, recibiera el dictado, se supone que lejos de Garrucha, con la nostalgia de la tierra lejana, es posible, que los poemas fueran dictados en Madrid.

Cuando escribe ‘Cantos de mi pueblo’ hablaba un correcto castellano y el dialecto almeriense con el que se comunicaba con su familia y amigos en Garrucha.

Avatares históricos y la primera guerra mundial, lo sitúan probablemente en Oran, en ocho horas de vapor “ El Oranero” comunicaba Oran con Garrucha, probablemente con la emigración de muchos almerienses en la gran crisis de aquella época, su familia también emigró a las costas del norte de África, a Oran en Argelia.

Después de 1914, regresa a España, imaginamos que siempre de la mano de algún familiar, y se traslada a Barcelona, donde con 41 años se casa en 1924, con María Garcia Martinez, tuvo al menos una hija, vivió en el barrio de la Barceloneta y vendía cupones de la ONCE después de la guerra civil, en el barrio de San Antonio, el Poble Sec, alejado de las costas levantinas de Garrucha, donde murió.

El libro ‘Cantos de mi pueblo’, lo componen 22 poemas romances, en relatos costumbristas no alejados de la crítica. Anécdotas, costumbres sociales, vida familiar, comidas, crítica social, supersticiones, componen su poemario.

Antonio Cano Cervantes escribiría más obra problablemente, que esperemos algún día pueda aparecer, pero su memoria ya es inmortal y Garrucha y su paisanos lo recordaran para siempre.

Poema “Entre vecinas”

-Güenos días, tía Dolores.
-Adios, Batris; ¿ande vas? Yo ,
mialo osté: qu´acabao
Ahora mesmo de guisal,
Y via yamar a Frasquito
Pa que se venga á almolzar.
¿Qu´has guisao?
Pos he frito Una miaja d´enfritá
¡si no sabe una qu´hacel!
Porque es qu´ está tó…
¡ Ya , Ya !
Dímelo a mí Batricicá,
Hija mía. Miá ande está
Notaviá el cesto, qu´acabo
Ahora mesmo de yegal
De la plaza y, creémelo,
Traigo la sangre enritá.